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lunes

El hombre más importante de mi vida

Aquél que vive a unos 300 km de distancia aproximadamente, en un pueblo de calles desiertas en verano y perfecta compañía. Solo, a su lado. Dónde las lineas de autobuses, tales como la 468 me llevan a su epicentro para así, detener mis malos pensamientos, absorber toda mi atención y hacerme encontrar el equilibrio perfecto, esa balanza que a base de buen humor, anécdotas y Desperados en cualquier barra de bar suben el animo a hasta el más loco suicida. Cuando le conocí, me di cuenta de que nadie más podía hacerme reír de esa manera cuando tenía un mal día, de esos de lluvia y miradas hacia la ventana. Pensé que había encontrado un tesoro que alguien puso en mi camino para que lo desenterrase y le sacase partido, partida en dos me quedo si él no me completa y me acaba, para dejarme lista para el día siguiente.
Siempre le voy a querer y agradecer la corona que plantó en mi cabeza aquél día de invierno, lluvioso con cena, cerveza y helado de por medio. Por encima de todas las cosas y personas del mundo.
Porque fue el primero que esbozó una sonrisa conmigo a través  de objetivos de baja calidad e interferencias  en las conversaciones, caídas de red y nuevas tecnologías. Me aseguro que nunca, jamás me abandonaría y así es, no me a fallado. A día de hoy sigue dando guerra en mi día a día y me llena y llenará de momentos inolvidables toda la vida. Estoy segura de ello.
A Ricardo Yaben por nuestro matrimonio (de pega) concertado y por todo lo que esté por venir.
Te querelo y siempre te querelalé.
Gracias por comprarme el billete hacia tu mundo. El nuestro.

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